viernes, 31 de octubre de 2014

LINCE IBÉRICO



El lince .

Más que un gran gato, un pequeño tigre…
    El lince ibérico, conocido con el nombre científico de Lynx pardinus, evolutivamente forma parte de la línea de los grandes carnívoros (tigres, leones, jaguares y leopardos), de los que se separa hace tres o cuatro millones de años. Por su apariencia física, de una manera intuitiva frecuentemente se asocia a cualquiera de las otras líneas de felinos existentes, pero el lince ibérico está más próximo a un tigre que a un gato en la escala evolutiva.

Un ancestro común para las cuatro especies de linces actuales
     Los científicos sitúan actualmente el origen de los linces en Norteamérica, donde hace alrededor de 3,2 millones de años se diferenciaron las primeras especies conocidas del género Lynx: el lince rojo (Lynx rufus), que actualemente pervive en Norteamérica, y el lince del villafranquiense (Lynx issiodorensis), que se extinguió en el pleistoceno. De esta última se piensa que proceden las tres especies de lince restantes, mediante una migración a Eurasia por el Estrecho de Bering. Por aislamiento en el sur de Europa durante las glaciaciones del Pleistoceno, surge el lince de las cavernas (Lynx (pardinus) spelaea), cuyos restos quedaron depositados en cuevas. Esta especie es el ancestro directo del lince ibérico (Lynx pardinus). Este lince europeo poseía un tamaño corporal superior al del lince ibérico e inferior al del lince boreal (Lynx lynx). Como en infinidad de especies, las glaciaciones de Eurasia parecen jugar un papel importante en la especiación de los linces, y así por fragmentación y aislamiento surgen en el Pleistoceno inferior el lince boreal en Asia y el lince canadiense (Lynx canadensis) en América. Aunque las otras tres especies de lince tienen amplios rangos de distribución, el lince ibérico se distribuye ya en época histórica de manera exclusiva en la Península Ibérica.

    No es de extrañar que estas cuatro especies tengan algunas características comunes como son el rabo corto, orejas con un mechón de pelos largos en su punta (conocidos como pinceles) y barbas. Sin embargo, los tamaños corporales de las cuatro han sido origen de las adaptaciones de cada una de las especies a su hábitat y dieta, variando desde el lince rojo, el más pequeño de ellos, que ronda los 6 kg de peso medio hasta el lince boreal, que puede llegar a los 30 kg.

 

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